Historias de Ferias Libres de Cerro Navia

By 6 septiembre, 2019Noticias

Como parte del proyecto del Ministerio Secretaria General de Gobierno (Segegob), Fondo de Medios 2019, adjudicado a la Confederación de Ferias Libres a su medio escrito Revista Feriante,  se realizaron entrevistas a feriantes, caseros y caseras, vecinos y vecinas de las ferias libres en la comuna. Ello con el objeto de rescatar su historia y relación de los feriantes con su comunidad para integrar en el primer “Mapa de las Ferias de la comuna”.

Las ferias libres en la comuna de Cerro Navia son 10 actualmente y su historia se entrelaza con la de sus vecinos y vecinas que llegaron a vivir a sus distintos sitios, en lo que antes era una sola comuna llamada “Las Barrancas”; algunos vecinos se quedaron allí producto de las tomas de terreno de la década de los 70´. Las ferias son esenciales para las familias, porque allí encuentran productos alimenticios saludables y a precios accesibles. Así mismo, son el lugar de encuentro por naturaleza, donde las familias y vecinos se reúnen y conversan. Hoy con una gran afluencia de público, familias completas, inmigrantes que compran y que, además, trabajan en estos espacios. Es indudable que la feria libre une, reencuentra y se enlaza con la historia de sus habitantes.

“La feria ha significado mucho para mí”

Proveniente de Haiti, Eugene Francois arribó a Chile en el año 2016. Partió en la feria libre en la cola; hoy posee su patente y vende huevos. Mientras atiende, en su español alegre y con una amplia alba sonrisa, recibe a su clientela con un “Hola Caselo, ¿qué va a querer?”. Para ella, la feria lo ha sido todo, desde la generación de amigos y amigas, hasta hoy que es su fuente laboral.

“Más de 30 años que vengo a la feria Mapocho”

Luisa Riveros es dirigente comunal y social en Cerro Navia, hace más de 30 años que llegó a vivir a la comuna producto de una toma, nos comenta. Es casera de la feria Mapocho y ella nos recuerda el importante rol que ellas cumplen para los vecinos, proveyendo de alimentos ricos, baratos y saludables. Con carro en mano confiesa que tiene una gran amiga, que es su casera de la feria: Gabriela. Luisa cumplió un papel muy importante como pobladora en dictadura; cuando el Papa Juan Pablo II visitó la población La Bandera, ella con discurso en mano y enérgica le contó los horrores que se vivía entonces.

Eduardo Ferrada: “Al principio, trabajar en la feria era muy difícil”

Desde el año 1984 que Eduardo llegó a trabajar a las ferias libres cuando la comuna se llamaba Las Barrancas e incluía partes de lo que actualmente es hoy PudahuelCerro NaviaLo Prado y Quinta Normal. Recuerda lo sacrificado que era ser feriante. “Trabajábamos en el barro, habían pocos vehículos. La primera feria de acá fue la de calle Catedral, le siguieron Roosevelt, Salvador Gutiérrez y Mapocho. Al comienzo era muy difícil trabajar y usábamos carretones a mano y se iba a las chacras”. Vende zapatos, porque lo heredó de su padre; en sus inicios fue jefe de una fábrica de calzado nacional, que quebró cuando llegaron los zapatos chinos, que él paradójicamente vende en distintos colores, tamaños y formas.

Patricio Sánchez: “Hemos visto crecer familias”

Patricio Sánchez lleva más de 40 años trabajando en la comuna, desde que a los 15 años se fue de su casa y conoció a la familia de quien hoy es su señora y compañera de toda la vida: Cristina. Si bien no tuvieron hijos biológicos, ellos tienen una infinidad de hijos postizos en la misma feria libre que adoptan como propios porque, confiesa: “acá hemos visto crecer familias completas y también cómo se van los mayores”. Es un absoluto agradecido de la feria, pero extraña la unión y solidaridad de antaño. Patricio ha liderado, como presidente de la Feria Libre El Montijo desde muchos años, el Festival de la Legumbre que es una actividad que ha ido adquiriendo mucha  difusión en la comuna, ya que promociona el consumo de porotos, lentejas y garbanzos.

 

50 años en la feria libre, de amigos y caseros

La historia de Darío Roa (feriante) y de la señora Eliana Campos se entrelaza por los mismos años en que ambos tienen una relación con la feria libre. Hace 50 años que Darío comenzó “piolita”, como dice, trabajando en la feria de Quinta Normal, junto a su madre, vendiendo aliños. “Abajito del triciclo me llevaba y tengo bellos recuerdos”. Darío- enfatiza -que la vida en la feria es “linda, alegre, es una terapia, se conoce mucha gente y además se gana el dinero para vivir”. Eliana confiesa que es de pocos amigos, pero que uno de ellos es Darío, su fiel casero de las cebollas, limones y papas.

“Siguiendo los pasos de mi amada madre”

Bastián Ugarte Valenzuela representa la sabia nueva de la feria libre. Con sus 20 años, empezó de pequeño como la mayor parte de los feriantes, haciéndose sus monedas y acompañando a su madre, cuenta. Su mamá, Carolina Valenzuela, fue una querida comerciante y monitora social de las ferias de Cerro Navia, que falleció inesperadamente el 3 de diciembre de 2016, con apenas 41 años. Bastián remueve con su inocencia y alegría; sus ojos chispeantes demuestran lo bien que le hace trabajar en este lugar, porque de alguna manera lo acerca a su madre, a quien emula en sus pasos todos los días.