¡Se consume alrededor de 90 kilos de carne y 122 litros de bebidas en un año y sólo 7 de pescados!

Paradojalmente, y a pesar de tener aproximadamente 4 mil kilómetros de costa chilena y una fuerte industria pesquera, en promedio los chilenos sólo consumen cerca de 7 kilos de pescado al año, muy por debajo de los 87, que se consumen en productos cárneos.

Según cifras  de ODEPA el año 2001 los chilenos  consumían aproximadamente 69,9 kg. de carne por habitante; en el 2006 consumían 78,7 kg.; mientras que en 2012  el consumo promedio fue de 87,2 kg, siendo el 35,7% atribuible al consumo de carne de ave, específicamente de pollo,  por costo y disponibilidad.

Es decir, en  la última década el consumo de carnes (ovina, bobina, porcina y aviar) ha aumentado a pasos agigantados en nuestro país, registrando un  aumento de  un 24,7 %.

Lo mismo sucede con otros productos, cuyo alto consumo genera enfermedades de todo tipo, como diabetes, obesidad, problemas de circulación sanguínea, entre otros. Somos líderes también en el consumo de bebidas, con 122 litros pér capita al año y 8,4 de galletas (Euromonitor, 2011).

Por su parte, el consumo de frutas y verduras de los chilenos es bajo; sólo un 15,7% de los chilenos consume 178 gramos por persona al día (dos porciones), cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 400 gramos diarios (5 porciones). En productos del mar, los chilenos sólo consumimos 7 kilos por persona al año.

Las enfermedades están a la vista, según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) del año 2009 existe un 67% de chilenos afectados por obesidad y sobrepeso (8.900.000 chilenos).

Por qué consumimos poco pescado los chilenos

Para el Dr. Fernando Vio del Rio, Profesor Titular del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile y presidente de la Corporación “5 al día” en Chile, la marcada diferencia entre el consumo de productos cárneos, grasos y gaseosos y los productos del mar, en nuestro país, se debe a factores socio-culturales y económicos. Ejemplifica indicando que el paladar de los chilenos prefiere otro tipo de alimentos, más grasos y más sabrosos. Es decir, considerados como “más ricos y llenadores”.

pescaderia 3Las preferencias alimentarias están fuertemente condicionadas a la relación: precio-cantidad.  A juicio del Dr. Vio el precio de los pescados empuja a los clientes a preferir pollo o carne de cerdo.  “El precio del pescado es elevado, ante ello la población prefiere consumir carnes. Ahora bien,  ante igualdad de precios, de todas formas se prefiere la carne.  Ello porque el pescado  no satisface tanto como la carne”.

Es la razón de por qué es necesario fortalecer el canal compuesto por la pequeña agricultura, pesca artesanal y los feriantes, ya que el alto precio de productos del mar, por ejemplo, se debe a que no ha habido una política de fortalecimiento al canal de distribución para éstos, más bien se ha focalizado hacia la exportación y la sobreexplotación de productos como el jurel, por grandes  empresas del rubro.

Si bien la pirámide alimenticia integra carnes rojas y blancas, restringe su consumo de acuerdo al origen, porciones y espacios de tiempo para poder llevar una dieta equilibrada.  Pero, en rigor, estas sugerencias alimentarias no se respetan, y muchas veces se reemplazan los grupos de alimentos por otros, desencadenando una serie de enfermedades ocasionadas por el masivo consumo de carnes.

Las propiedades nutritivas de los productos del mar

El Seremi de Salud de la Región del Maule, Hans Lungenstrass, explica que los productos cárneos poseen grasas saturadas -llamada comúnmente grasa mala-,  que va generando arteriosclerosis, término que define al endurecimiento de las arterias.  Uno de los primeros procesos, por medio del cual se inician los cuadros de enfermedades crónicas cardiovasculares,  agregando que “el consumo masivo de productos cárneos, pueden provocar una mayor cantidad de hipertensión y enfermedades cardiovasculares”.

pescaderiaSeñala,  que dentro de las principales epidemias que existen a nivel mundial, están las enfermedades No Transmisibles, especialmente las enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes y los infartos cardíacos. Y uno de los factores más severos que tienden a aumentar el riesgo de este tipo de patologías son justamente: la obesidad y el sobrepeso, producto de la mala alimentación.

A diferencia del pescado, que sí bien cuenta con  una cantidad de grasa, ésta es calificada como buena, ya que protege al organismo. “Contiene aceites como el omega 3 ó  6, que  disminuyen el riesgo de generar enfermedades cardiovasculares.  Por tanto, siempre es recomendable el consumo de productos del mar” dijo.

Educar a los futuros adultos

De acuerdo al análisis del Dr. Fernando Vio existe  un elemento clave, que desequilibra la balanza en las preferencias alimentarias, que está directamente relacionado con el rol de los padres.  Según, el doctor actualmente existe una escasa preocupación y dedicación de los padres en educar a sus hijos en el consumo de pescados y mariscos. “Los padres  no se interesan en crear buenos hábitos alimenticios, porque no  lo ven como una necesidad ni como algo importante. La falta de hábitos en el consumo de pescado se arrastra desde la niñez”.

Respecto a los altos precios de productos del mar, éstos perfectamente pueden nivelarse por la vía de intercambio directo y alianzas entre pescadores artesanales y feriantes, se destaca desde ASOF C.G. “Tenemos costas en demasía y mucha variedad de peces en las costas chilenas, lo que no se ha traducido en alianzas directas entre los pescadores y comerciantes de las ferias, ni tampoco en transferencia de tecnología a la pesca artesanal para ofrecer un producto más llamativo y con valor agregado”, destaca Héctor Tejada, Presidente ASOF C.G.

La poca oferta de los productos es otra de las  causas del alicaído consumo de pescados y mariscos en la población chilena, según el Dr. Vio.  Argumenta que los espacios de venta constituyen un pilar fundamental en la promoción del consumo de estos alimentos.  “Hoy en día es poco accesible comprar productos del mar. Es decir, no en todas partes hay pescaderías; sin embargo, el vacuno y especialmente el cerdo y el pollo están en todas partes”.

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Las ferias abastecen al 50% en productos del mar

En las ferias libres se comercializa el 50% de productos del mar a nivel nacional, existiendo más de 5.000 puntos de venta (cifras del Informe estructural del Observatorio Feria Libre), entre las regiones de Arica  a Aysén, lo que las convierte en el canal por excelencia.

Conscientes de esta realidad los feriantes de  la Confederación Gremial de Ferias Libres, ASOF C.G., se encuentran desarrollando distintos proyectos en la línea pesquera, que apuntan a acortar la cadena de distribución entre las caletas de pescadores y las ferias libres, para promover un producto de precio conveniente. Además, se busca dar valor agregado a tales productos para fomentar el consumo por ellos, y no sólo en Semana Santa. Junto a ello, se busca generar el rescate de la cultura tradicional, integrando el consumo de productos del mar a rutas turísticas en cada zona del país.

Junto a ello, la renovación de los carros de venta de productos del mar es una urgencia en las ferias libres, por tal razón se encuentran desarrollando un plan de acción, con apoyo de la Subsecretaria de Pesca, FAO y algunas municipalidades del país.

“Programa de Transferencia Tecnológica, para crear un nuevo modelo de Negocios, en la Distribución a Consumidores Finales de Productos del Mar a Talca”

Con apoyo de  InnovaChile de Corfo, cuyo objetivo es acortar la cadena de comercialización entre feriantes del rubro pesquero del Centro Regional de Abastecimiento (CREA) de Talca  y los pescadores de las caletas de Pelluhue y Curanipe, en la región del Maule. Busca mejorar los precios finales, con la  idea de  aumentar el consumo de productos del mar en la población.

La iniciativa además de favorecer directamente  a cerca de 100 pescadores, (incluyendo a número significativo de mujeres)  y a 20 comerciantes pesqueros del CREA de Talca, está en la línea impulsada por las autoridades de gobierno, quienes preocupados por las altas cifras de enfermedades no transmisibles han lanzado campañas para promover el cambio en los hábitos alimentarios y de este modo mejorar la calidad de vida de la población.