Por: Marta Péndola, Periodista.
Dirigentes de la Confederación Nacional de Ferias Libres (ASOF) afirman que es una situación que lleva décadas existiendo en las ferias del país, a través del comercio ilegal. Al mismo tiempo, manifiestan su preocupación por el futuro del sector, tras la pandemia.
2 de junio de 2020.- Desde la Confederación Nacional de Ferias Libres (ASOF) alertaron sobre los altos índices de cesantía, cuyas consecuencias las ferias las enfrentan desde hace décadas. “El fenómeno del crecimiento del comercio ilegal en Chile lo advertimos antes del Covid- 19 y eso no era más que cesantía disfrazada. Los ilegales cuadruplicaban al número de patentes formales en ferias, a fines del año pasado. Es decir, si somos cerca de 114.000 feriantes con sus puestos, antes de esta pandemia, a lo menos existían 4 coleros por cada uno/una, es decir 456.000 personas. Hoy, esto fácilmente puede llegar a unas 800 mil personas”, señalan.
“Esto no nos enorgullece, porque observamos de primera fuente el empobrecimiento de nuestra gente, de la misma clientela y de nuestra comunidad”, destacan desde el gremio.
El comercio ilegal en la feria libre siempre existió, pero desde la crisis asiática en el año 1998, explotó. “Entonces la calle empezó a ser vista con otros ojos como alternativa de trabajo y pasó a ser considerada como una fuente de empleo, ya no solo como subsidio a la cesantía, cuyo uso quedaba a la voluntad de los que quisieran comerciar en ellas y, por lo tanto, su crecimiento fue quedando fuera de control y nunca ha existido voluntad de la autoridad por ejercerlo”, señalan.
A lo anterior, se agrega que la feria jamás ha tenido una política pública focalizada, y los feriantes trabajan con permisos o patentes precarias, que dependen del criterio de cada alcalde/sa. Una ley de ferias libres intentó superar esta situación, pero ésta lleva más de 15 años dormida en el Parlamento, sin poder reflotarla. “No ha sido prioridad así de simple”, señalan desde el gremio. “En tiempos de pandemia se han dado cuenta, autoridades y alcaldes, lo relevante que somos, el principal canal de abastecimiento de productos sanos y frescos, con una distribución del 70% en frutas y verduras, un 50% en huevos y un 60% en productos del mar”, expresan los dirigentes nacionales.
Desde la comunidad internacional, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) junto a la Organización de los Estados Americanos (OEA) mediante la representación en Chile del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) han realizado una defensa de este canal de abastecimiento considerándolo clave, en pandemia y siempre, en pro de la circulación de alimentos sanos y frescos a precios justos, provenientes de la pequeña agricultura familiar campesina y la pesca artesanal.
Es importante destacar además que, a pesar de la relevancia de este segmento para la economía nacional, no existe un Censo de las ferias libres, ni estudios exhaustivos o permanentes sobre la caracterización de este segmento.
En la actual condición de catástrofe, si bien el gremio es parte del Comité de Abastecimiento Seguro y se ha autorizado a las ferias libres para seguir funcionando, porque son consideradas abastecimiento esencial y fundamentales para que la población se nutra bien y tenga acceso a enseres básicos, hay un 20% de éstas que han sido suspendidas por algunos municipios, así como a muchos comerciantes de rubros considerados “no esenciales” se les ha prohibido trabajar. En algunos casos, estas decisiones no han sido respaldadas por informes sanitarios, que constaten que la feria sea un foco de contagio.
En este escenario, ASOF solicita a las autoridades y representantes de diversos sectores, de manera urgente, conformar una mesa de trabajo focalizada al sector ferias libres para analizar esto y otras aristas que vendrán tras el coronavirus, como la repercusión económica en los ingresos de las 350.000 familias, considerando a los feriantes y sus ayudantes, así como la condición social de sus comunidades, que son las que van a la feria y que hoy les requieren a través de ollas comunes, y la realidad de la mal nutrición de la población en Chile, que afecta a más de un 70% con sobrepeso y obesidad y que, en la actual coyuntura, se torna un problema más grave.