A partir del próximo lunes comenzará la entrega de la última cuota de agua disponible. Limarí presenta un déficit hídrico del 78%, siendo la provincia más afectada en la IV Región.
A un nivel histórico de déficit está llegando el embalse La Paloma, cuya capacidad máxima es de 748 millones de metros cúbicos y que a fines de marzo registró un volumen embalsado de sólo 26 millones, muy inferior a su promedio mensual (381 millones). Los últimos siete años de sequía han causado estragos en el embalse de riego más grande del país, disminuyendo progresivamente sus niveles desde agosto de 2006, en que se acumularon 591 millones de metros cúbicos. A partir del próximo 22 de abril está programado el comienzo de la entrega del último turno de agua a los regantes del embalse La Paloma, el que junto al Recoleta y el Cogotí riegan en forma integrada un área de 50 mil hectáreas de frutales, paltas y vides en la Provincia de Limarí, las que estarían en riesgo de perderse.
Así lo señaló Luis Pizarro, presidente de la comunidad de Aguas del Sistema Embalse La Paloma, quien calificó esta situación como “catastrófica”, ya que a fin de mes los usuarios de La Paloma ya no podrían volver a regar, sumándose a los usuarios del embalse Cogotí, que ya no tienen reservas, y los de Recoleta. Estos tendrían agua para 20 días más. “Con esta sequía ya se han perdido miles de hectáreas de palta. Ahora se van a perder los cítricos, y si no llueve en invierno, se empezarán a perder las vides. A fines de este mes tendremos 30 mil hectáreas en riesgo de secarse”, señaló Pizarro.
Agregó que ante la evidente falta de agua, los agricultores ya no están plantando hortalizas. En tanto, los cultivos permanentes se verán afectados en su producción y calibre, generando pérdidas millonarias para los 18 mil agricultores de Limarí.
Por su parte, José González del Río, presidente de la Junta de Vigilancia del Río Grande y Limarí, señala que lo único que les queda a los regantes “es aprovechar al máximo la poca cantidad de agua que tenemos, con la esperanza de tener un buen invierno, aunque sabemos que necesitamos varios años de lluvia buenos para recuperarnos”, señaló. Esta asociación de regantes tiene una reserva de 18 millones de metros cúbicos en La Paloma, con lo que se estima podrían mantener sus cultivos hasta agosto.
Según Pizarro, comenzarán a partir del 1 de mayo un sistema de turnos más restringido para acumular el máximo de recursos durante el invierno, y que “se asegurarán reservas para surtir de agua potable a Ovalle, así como a los sistemas de agua potable rural”, aseguró. Cabe señalar que la sanitaria Aguas del Valle, que abastece a Ovalle, saca agua del río Limarí, que a su vez se nutre de La Paloma.
MEDIDAS DE MITIGACION Una de las medidas inmediatas para enfrentar la crítica situación de La Paloma será la instalación de bombas que impulsen el agua que quedará bajo la torre de toma a fin de mes, informó el gobernador de Limarí, Milthon Duarte. Comentó que el riego agrícola entra en receso en esta época, por lo que el consumo de agua es menor. “Sin embargo, el problema mayor será en septiembre, si no ha llovido en invierno. Se prevé que será un año normal en lluvias, pero necesitamos que se acumule mucha nieve para los embalses. Necesitamos varios años buenos para recuperarnos”, señaló.
La seremi de Agricultura de la IV Región, Daniela Norambuena, agrega que para enfrentar la crisis de La Paloma “se construirán, a través de Obras Públicas, pozos profundos en torno al embalse, para impulsar el agua hacia los canales por medio de bombas y evitar que se pierda por infiltración”.
Estas acciones se sumarán a otras inversiones para la región, catalogada como zona de catástrofe, que incluye recursos especiales para el mejoramiento de los canales y el bombardeo de nubes, y que este año se complementará con un proyecto de bombardeo desde el suelo. Los regentes de La Paloma proponen redireccionar estos recursos para impermeabilizar el canal alimentador y matriz, y así canalizar el agua directamente y evitar que se infiltre.
Según el alcalde de Monte Patria, Juan Carlos Castillo, los efectos de la sequía han significado una disminución del 40% en la mano de obra y también en las ventas del comercio detallista, en la misma proporción.
Fuente: la Segunda