Los feriantes puentealtinos llegado el mes de febrero se convierten en unos verdaderos “patiperros”, entregados a las bondades de las localidades del sur de Chile, como: La Carretera Austral, Frutillar, las Termas de Puyehue que actúan como verdaderos imanes para cualquiera que se precie de turista, y los feriantes no son la excepción.
Para Norma Valdebenito , comerciante de la Feria Grande de Puente Alto con 30 años de oficio en el cuerpo, el olor a leña y a mar solo la llenan de buenos recuerdos. Ni hablar del color y el aroma de los árboles, que la energizan para trabajar duro durante el año. Estos son algunos de los recuerdos que cada año tanto Norma como sus colegas, se encargan de revivir.
Se planifican como verdaderas hormigas durante todo el año, desde marzo a enero, incluyendo la recaudación de los fondos que gastarán durante sus vacaciones y la logística que les permite, desde hace 25 años, disfrutar de unas vacaciones todo incluido organizadas por ellos mismos.
Un camión encabeza una carabana que parte desde Santiago y van seguidos de un bus que los lleva a su destino.
Esto partió por la década de los 80´nos cuenta Norma, “cuando un buen día Luis Vergara, feriante de tomo y lomo que ya falleció, y un grupo de feriantes decidimos organizarnos para lo que sería unos días de descanso en el sur de Chile”, destaca.
¿Cómo reunen el dinero? Todas las semanas recolectan en la feria una cuota y al mes alcanzan a reunir $10.000, más recursos que coloca cada comerciante que sale de vacaciones, solventan los gastos de petróleo, peaje, comida y alojamiento para los 15 días de descanso.
Fue así como el primer viaje- todo un hito- partieron rumbo a la Quinta Paredes, camping ubicado en Chinquihue en la ciudad de Puerto Montt. “Fue toda una odisea, ese primer viaje”, según Norma.
“Fue tan bueno, que decidieron repetirlo, por muchos años. Hasta que un buen día escuchando las historias que contaban mis colegas, de lo hermoso del lugar, de lo hospitalidad de la gente y las anécdotas, me picó el bichito y dije el otro año voy. Hoy llevo más de 12 años vacacionando y lo único que me pregunto es por qué demoré tanto tiempo en entusiasmarse.”
Llueve con sol…
Este año un grupo de feriantes, compuesto por alrededor de 50 personas, recorrieron La Carretera Austral , Hornopirén, Contao, las Termas de Puyehue, Frutillar, Puerto Octay, lugares que ya forman parte del ADN de los feriantes de la Feria Grande de Puente Alto.
Generalmente cuando vienen de regreso hacia Santiago aprovechan a quedarse en Villarica, pero esta vez no pasaron, “porque hemos estado planeando que el próximo año, nuestro destino será ese y desde allí nos moveremos hacia los alrededores”.
Este año, llegaron hasta Chiloé, destino obligado para los turistas. No se demoran nada en levantar carpas y ordenar lo que será por ese día y noche su hotel natural. Ni la lluvia es un obstáculo a la hora de pasarlo bien. “porque sabemos que en el sur llueve, incluso en verano. Y esos días los aprovechamos para actividades recreativas, carpas adentro”, se ríe.
Si, porque todos llevan carpas, sacos de dormir, colchones inflables, cocinillas a gas, incluso hasta DVD para los más urbanos. “Para eso es el camión. Ahí va todo lo que necesitaremos para los días de vacaciones”, acota Norma.
Organización y compañerismo esa es la cuestión
Tan organizados son que- incluso- tienen calendarizadas las actividades que realizarán mientras dure la estadía. Además, para que el descanso sea total contratan a “Anita”, la cocinera que tiene la tarea de alimentar a estos esforzados feriantes.
“Anita nos cocina, pero nosotros formamos comisiones de 5 personas para ayudar a montar las mesas y a servir. Todos cooperamos hasta los niños tienen designados sus roles”, nos cuenta.
Y como de pasarlo bien se trata, destinan un día para lo que llaman el Show. “Este día nos disfrazamos, hacemos concurso, karaoke, buscamos a los igualitos a, etc. Este año tocó la ocasión de celebrar bodas de oro de los tíos, estuvo muy linda la celebración”.
En los días soleados suelen comerse un asado, pero no en cualquier lugar. “No, los días calurosos y bonitos nos dedicamos a recorrer los alrededores, y los asados los hacemos en la Carretera Austral, donde existen lugares preciosos donde instalarse”, cuenta.
A todas luces los comerciantes de ferias libres saben disfrutar de las bondades de la naturaleza, demostrando que organizados y cohesionados lo pasan chancho.
Ahora, ya de vuelta se preparan a levantar sus puestos de martes de domingo, levantándose de madrugada para que los caseritos tengan productos frescos y baratos, siempre con la talla que le roban una sonrisa hasta al fulano más deprimido y con sus gritos picarezcos, que no dejan indiferente a nadie.